La preparación de suelos es el acondicionamiento del terreno para facilitar la germinación de la semilla, se lleva a cabo con un tractor agrícola e implementos especiales Subsuelos y Rastras para la des compactación del suelo. El primer paso es el reconocimiento del suelo a trabajar mediante la lectura de un pozo de 1mx 1 m (Calicata) para conocer nuestro perfil del suelo (capa arable apta para el desarrollo del cultivo). El segundo paso es pasar el tractor con el implemento subsuelo a la profundidad adecuada para trabajar, prosigue con el pase de rastras para acondicionar la cama con suelo mullido y se finaliza con el surcado para depositar la semilla.

La siembra de la caña de azúcar puede realizarse de manera manual, semi mecanizada o mecanizada la cual consiste en dejar los tallos o toletes (semilla) acostada sobre el surco evitando dejar espacios vacíos para obtener un mayor número de brotación de yemas. El primer paso es la selección de la variedad a sembrar la cual va de la mano con el tipo de suelo, fecha de siembra, lote donde se siembra buscando variedades tempranas en suelos francos y a orillas de camino para iniciar la cosecha en esas plantaciones. Segundo paso es la calidad de la semilla libre de plagas y enfermedades, para proceder con el corte en el semillero, la distribución en el lote de siembra, el picado de los tallos en trozos e incorporación de nutrientes y defensivos (insecticidas, fungicidas) para obtener una buena brotación.

El manejo integrado del cultivo se refiere a las labores a realizar para que este se desarrolle en las mejores condiciones, libre de plagas , enfermedades y Malezas como principales problemas que pueden afectar su desarrollo y bajar su rendimiento en campo por otra parte aportar de los fertilizantes y agua que necesite dependiendo de la etapa fenológica en la que se encuentre aportando los nutrientes que del suelo no puede absorber de manera foliar dándole las mejores condiciones para que el cultivo exprese su mayor potencial y por ende obtener mayores rendimientos.

El éxito de la misma se lleva a cabo con un programa de cosecha elaborado por la Dirección General y la Gerencia de campo, el cual es entregado a cada supervisor quien tiene el frente de cosecha.
Es el proceso de recolectar el trabajo de todo un año, requiere una coordinación sin errores para no perder toneladas por hectárea, iniciando con variedades tempranas de noviembre a enero conformando así el primer tercio, continuando con variedades medias de febrero a marzo formando el segundo tercio y finalmente las cañas tardías que conforman el tercer tercio, siendo el final de la zafra. Se busca la mayor frescura desde la quema hasta llegar a la fábrica en un lapso de 24 horas de un proceso a otro, conservando así la mayor concentración de peso y azúcares, las quemas son programadas de acuerdo al número de personas o en el caso de ser mecanizadas, de acuerdo a número de cosechadoras y equipo de transporte. Se deben monitorear las pérdidas de cosecha, conformadas por: tocón alto, caña tirada, punta y toletes dejados en campo, para determinar la calidad de la misma y corregirla. El control de tráfico controlado es clave para liberar los campos y mantener las unidades en constante movimiento.